Las Excentricidades y Los Lujos De La Corte De Versalles

El Palacio de Versalles siempre ha llamado la atención por su lujosa arquitectura y decoraciones, sus hermosos jardines y por haber sido la residencia Real de diferentes Reyes entre el siglo XVII y XVIII. Estos Reyes llevaron acabo ostentosas fiestas en el palacio, despilfarraron grandes sumas de dinero para sus adecuaciones y tuvieron una corte que solo generaba gastos. Además, fue en este sitio donde la Reina Marie Antoinette mostró sus más grandes lujos, como lo son sus enormes peinados, vestidos extravagantes y su amor por las apuestas y la bebida.

Al ser un lugar de tanta controversia, vamos a tocar temas como su construcción, fiestas, Reyes que habitaron en este lugar, moda, los gastos que generó e importantes datos que, al día de hoy, le siguen agregando un toque de opulencia, riqueza y magia. Quiero saber en los comentarios qué opinas de todo lo que veremos en este post y cuéntanos cuál es tu momento favorito dentro de este palacio y si lo has visitado alguna vez. Empecemos…

Construcción del Palacio de Versalles

El palacio fue originalmente un pabellón de caza perteneciente al Rey Louis XIII, donde había un castillo que servía como albergue para las personas que no alcanzaban a regresar a París o Saint-Germain-en-Laye. Louis XIII poco a poco fue ampliando el castillo y compró más terrenos, dando paso para que el famoso Rey Sol, Louis XIV, convirtiera el lugar en Versalles entre 1660 y 1670. Para 1682, Louis XIV trasladó el gobierno francés y su corte al Palacio de Versalles, puesto que el lugar podía albergar a más de 5000 personas.

A día de hoy, el calculo de costo de la construcción del palacio es de entre 180 y 280 mil millones de euros.

Poco a poco, el palacio fue creciendo más y se realizó una segunda construcción con un revestimiento de estilo italiano​ y que rodeaba el primer palacio, también se añadió una terraza gigante frente a los jardines, comunicando las estancias del Rey y la Reina. Las fachadas se adornaron con columnas hechas de mármol de Rance, se colocaron estatuas en las hornacinas, los balcones fueron hechos de hierro dorado forjado, los tejados fueron decorados con lujosos adornos y el patio fue enlosado en mármol.

Para 1678, se incluyó la famosa galería de los espejos, símbolo del poder monárquico francés y que comunicaba los aposentos del Rey y la Reina.

Los populares jardines

Los jardines de Versalles, especialmente apreciados por Louis XIV, fueron delegados al jardinero de confianza del Rey, el famoso André Le Nôtre, quien se encargó de ampliarlos, diseñarlos y adornarlos con diferentes esculturas de François Girardon y Le Hongre, junto a la colocación de un gran estanque en el centro.

Le Nôtre aplicó todos sus conocimientos en arquitectura, hidráulica, geología, óptica y botánica, convirtiéndose en uno de los jefes de obras que más ha revolucionado la jardinería a gran escala.

La rutina del Rey Louis XIV

Ya que este artículo se trata de las excentricidades en la corte de Versalles, no podemos dejar de mencionar la complicada rutina del Rey Louis XIV, una rutina que sus sucesores no pudieron seguir al pie de la letra, ya que no soportaban los »opresivos» rituales ceremoniales y, con el paso de los años, se hicieron cada vez más raros, haciendo que los cortesanos se quejaran de no ver nunca al Rey.

En la mañana, sobre las 8 AM, el primer valet de chambre despertaba al Rey, recibía una visita de su medico y cirujano, se lavaba, peinaba, afeitaba y tomaba sopa para el desayuno, mientras que los miembros de la comitiva y la corte gozaban del »privilegio» de asistir a este evento exclusivo.

Se estima que el total de espectadores de la rutina del Rey en la mañana, era de un total de 100 hombres.

A las 10 AM, se formaba una procesión en la galería de los espejos que daba paso al Rey, que se dirigía a la capilla Real para celebrar la misa que duraba media hora. Para las 11 AM, el Rey llevaba acabo el consejo de estado, despacho, económico y de la conciencia, tocando temas de estado con sus seis ministros. A la 1 PM, comía en sus aposentos junto a hombres de la corte que presenciaban el momento, luego sobre las 2 PM, salía a caminar por los jardines y, si decidía ir a cazar, el monarca acudía al parque si cazaba con armas o al bosque si cazaba a caballo.

A las 7 PM, Louis XIV firmaba las numerosas cartas preparadas por su secretario y luego se dirigía a los aposentos de su esposa, donde estudiaba importantes trámites con uno de sus cuatro secretarios de estado. A las 10 PM, la corte asistía a la cena en la mesa Real, para ver cómo el Rey cenaba junto a los miembros de la familia Real y, una vez finalizada la cena, el monarca atravesaba la sala y entraba en uno de los salones para saludar a las damas de la corte. Luego de esto, se retiraba a su estudio para conversar más libremente con su familia y, sobre las 11:30 PM, se retiraba a sus aposentos para seguir una ceremonia similar a la de la mañana.

Las muy criticadas fiestas de la corte

Las fiestas de la corte de Versalles hacían parte de las actividades más criticadas por parte de la oposición a la monarquía, pues mientras que ellos se divertían y gastaban un montón de dinero, los súbditos más pobres, aguantaban hambre y necesidades, en especial durante la monarquía de Louis XVI. Muchas veces, las fiestas empezaban desde las tardes con juegos de apuestas, para luego hacer grandes bailes dentro y fuera del palacio.

Varias veces a la semana, se celebraban bailes formales o de disfraces y máscaras, donde la corte competía con elegancia y ejecutaba pasos de baile con gran precisión. También habían días de teatro, ballet, espectáculos ecuestres, banquetes con cientos de platos y, cuando caía la noche, disfrutaban de juegos de luces y fuegos artificiales.

En 1668, se gastó un tercio del presupuesto Real en una fiesta para celebrar la victoria de Francia sobre España. Hubo un total de 1500 invitados que disfrutaron de múltiples obras de teatro, fiestas de salón y enormes espectáculos de fuegos artificiales que iluminaban todo el palacio.

Moda masculina en la corte

Ropa

Al comienzo de la era de los Louises, la moda masculina estuvo bastante influenciada por Louis XIV, quien usaba implementos que le hacían ver las caderas anchas, medias que le daban un aspecto grande a las pantorrillas y tablillas que le aportaban rectitud a los hombros caídos. Los zapatos de tacón alto también estaban dentro de la lista de prioritarios, ya que les ayudaba a no ensuciarse mientras caminaban por las calles embarradas de la ciudad, así como para darles más altura.

El justaucorps à brevet era un tipo de vestido bordado en oro y plata, el cual Louis XIV le regalaba a quienes lo acompañaban desde Saint-Germain a Versalles, algo que se consideraba como un gran honor.

Los primeros indicios de la obsesión por la moda de Versalles tal como la conocemos, aparecieron entre el Reinado de Louis XV y Louis XVI. Modistas, fabricantes y estilistas, tomaron como ejemplo una silueta más estilizada y delgada, haciendo que la vestimenta estuviera compuesta de cuatro elementos principales: frac, chaleco, jabot de encaje y pantalones cortos por encima de la rodilla.

Zapatos

Como comentaba anteriormente, los zapatos tenían tacón y estaban hechos de seda decorados con hebillas artois, lazos o encajes. En 1662, se creó involuntariamente un nuevo diseño de zapatos, cuando Philippe I, hermano del Rey Louis XIV, regresaba de un carnaval y muchos se fijaron en que los tacones de sus zapatos estaban de color rojo, pero esto era porque estaban manchados de sangre. En los siguientes días, la corte quiso replicar este »estilo» y empezaron a llevar zapatos con tacones de color rojo.

Pelucas

Con la monarquía de Louis XIV, las pelucas eran poco comunes entre los hombres de la corte, pero cuando al Rey le dio fiebre tifoidea y perdió gran parte de su cabello, tuvo que empezar a usar una peluca que mezclaba con el poco cabello que le quedaba. Esto hizo que las pelucas se empezaran a popularizar y que diferentes fabricantes realizaran creaciones tan extravagantes que muchos querían tener la mejor peluca y que estuviera más a la moda. Poco a poco, las pelucas fueron menos extravagantes en los hombres y, para la época de Louis XVI, los hombres llevaban cortas pelucas blancas con una coleta atrás atada con un simple lazo.

Los fabricantes de pelucas tenían escuadrones de peluqueros que viajaban por el país para comprar cabello e incluso para profanar tumbas y quitarle el cabello a los muertos.

Moda femenina en la corte

Ropa

A menudo, la moda femenina era dictada por el estilo de las amantes Reales, ya que estas mujeres gastaban enormes cantidades de dinero en sus atuendos y exhibían hermosas piezas hechas a partir de oro brocado, satén y terciopelo, decorado con encajes, pasamanería y pretintailles. Durante mucho tiempo, las mujeres fueron vestidas por hombres sastres, pero las costureras finalmente fueron reconocidas y algunas fueron muy famosas, como Madame Villeneuve y Madame Charpentier.

Las piezas principales de la vestimenta femenina consistían en largos vestidos decorados con encajes, estampados florales, lazos y mangas abullonadas o también faldas acompañadas de corsés que mostraban pequeñas cinturas estrechas y hermosos corpiños a juego que en ocasiones dejaban sus hombros al descubierto. En el caso de las faldas, estaban compuestas de 3 piezas; una falda arriba que era ancha y estaba hecha de terciopelo o satén y llevaba como nombre »modesta» y 2 faldas por debajo que estaban hechas de tabis y llevaban como nombre «bribón» y «secreta».

A lo largo del tiempo, los cambios en la moda de la corte francesa fueron icónicos y excepcionales en la historia de la indumentaria. Con la llegada de Marie Antoinette como Reina consorte de Louis XVI, modistas, fabricantes de corpiños y estilistas como Rose Bertin, quien tenía una gran cantidad de clientes en Versalles, construyeron un nuevo tipo de imperio que inspiró a todo el mundo.

Las mujeres de Versalles no escatimaban en gastos a la hora de vestirse, compitiendo entre sí para ver quién era la más atrevida y bella, haciendo que los vestidos fueran constantemente rediseñados para cumplir con los códigos de vestimenta de la época.

Joyería

La corte de Versalles tenía un gusto exquisito por la joyería y no les importaba gastar exageradas sumas de dinero en colgantes, collares, gargantillas, pendientes, broches y pulseras. Esta joyería tenía diseños bastante elaborados y estaba hecha principalmente en oro, acompañado de grandes diamantes, perlas y rubíes.

Peinados

Antes de 1660, los peinados eran bastante prudentes, pero con la llegada de los rizos a la sévigné y el hurluberlu, los peinados se convirtieron en verdaderas obras de arte que seguían tendencias. Un ejemplo de esto, es el peinado a la Fontanges, el cual está inspirado en Mademoiselle de Fontanges, amante del Rey Luis XIV, quien mientras iba galopando durante una partida de caza, se le enganchó el cabello en una rama de árbol, el Rey quedó deslumbrado en cómo lucía su cabello, por lo que le pidió que no lo cambiara. Al día siguiente, el estilo Fontanges estaba en el cabello de todas las mujeres de la corte.

A lo largo de los años, el estilo Fontanges tuvo algunas modificaciones e incluso usaban alambres para que el peinado llegara a alturas inimaginables. También lo decoraban con encajes, plumas, joyería, mantillas o tocados.

Para el siglo XVIII y en la monarquía de Louis XVI, los peinados eran completamente disparatados, siendo Marie Antoinette la mayor precursora de las tendencias en peinados. Las mujeres de la corte empezaron a empolvar su cabello natural para darle un aspecto gris, los peinados empezaron a crecer más y a complicarse y lo acompañaban de vistosos adornos como flores, cintas, plumas, joyería y hasta frutas.

Maquillaje

Las mujeres estaban obsesionadas por mostrar un aspecto luminoso, ya que se pensaba que un rostro blanco, sin manchas y cicatrices, evocaba un aspecto virginal que daba la ilusión de pureza. Para esto, usaban maquillaje a base de plomo, que les causaba problemas a largo plazo, como decoloración de la piel, pérdida del cabello y putrefacción dental.

A veces, en el rostro se colocaban pequeños trocitos redondos de tela negra que simulaban ser lunares, para ocultar impurezas como granos y así resaltar aún más la blancura de su tez.

Las mejillas rojas y los labios rosados estaban en apogeo y se consideraban como símbolo del poder aristocrático, el amor y la emancipación, pero también del adulterio y la impudicia. Muchas mujeres de la corte, usaban este tipo de maquillaje para seducir y conquistar a sus maridos y diferentes amantes.

El estilo de la Reina Marie Antoinette

El día de Marie Antoinette llegó a Versalles para convertirse en la futura Reina de Francia, decidió deshacerse de sus costumbres austriacas y abrazar con entusiasmo la cultura francesa, en especial la moda. Para esto, Marie Antoinette recurrió a los servicios de una estilista y así fue cómo eligió a Rose Bertin, una mujer que ya era conocida por la corte de Versalles, debido a sus grandes habilidades en el mundo de la moda con sus detallados y extravagantes vestidos.

Vestidos y zapatos

Para las apariciones más formales en la corte, a Rose Bertin se le permitió dar rienda suelta a su imaginación, para que creara vestidos formales, extravagantes y llenos de detalles para su Reina. Estos vestidos mostraban una falda ancha creada por un artefacto llamado »panier» y casi siempre estaban acompañados de capas y capas de hermosas telas con estampados florales, lazos y delicados encajes

Se cree que Marie Antoinette encargaba unos 300 vestidos cada año y que nunca usaba un vestido más de dos veces, así que su gasto anual en solo ropa es cercano a los 3,4 millones de euros actuales.

Cuando Marie Antoinette cumplió treinta años, adoptó un enfoque más sobrio en la moda y le ordenó a su “ministra de la moda” que le creara vestidos más serios y con tonalidades menos fuertes, incluso llegando a dejar de lado las flores en el cabello y reemplazándolas por tocados de terciopelo en tonos oscuros como el rojo y el azul.

En cuanto a zapatos, la Reina tenía una gran colección de la cual no se sabe su cantidad exacta y que llenaba más de 3 habitaciones completas. Los diseños estaban hechos de seda con pequeños tacones, junto a tonalidades pastel, delicados lazos y encajes.

Algunos de estos zapatos han sobrevivido en el tiempo y han sido subastados a diferentes precios que superan los 70 mil euros.

»La chemise á la Reine»

Cuando Marie Antoinette pasaba tiempo en el Petit Trianon, llevaba las creaciones más informales de Rose Bertin, incluyendo la famosa »chemise á la Reine». Se trataba de un vestido sencillo y desestructurado hecho de muselina blanca y que causó bastante controversia, pues el pueblo se sintió ofendido, asegurando que la Reina promovía el uso de telas importadas y que estaba tratando de lucir como una lechera, solo para burlarse del pueblo que moría de hambre debido a la gran escasez de alimentos que había en el momento.

La chemise á la Reine tuvo tanta influencia y fama, que fue adoptada por notables mujeres a lo largo de Europa, como Marie-Anne Paulze Lavoisier y la Emperatriz Elizabeth Alexeievna de Rusia.

Peinados

Nada supera los peinados de Marie Antoinette, los cuales tuvieron una gran influencia en la corte, incluso en sus últimos años, cuando llevó un cabello más alocado, empolvado y con extravagantes tocados. Su madre siempre estuvo preocupada por sus excentricidades y le escribió una carta que contenía lo siguiente: »Tampoco puedo evitar tocar un punto que me comentan demasiado a menudo: son los peinados que usas. Dicen que miden más de 92 cm de alto, ¡sin incluir todas las plumas y cintas que lo sostienen arriba! Sabes que siempre he opinado que se debe seguir la moda con moderación y nunca llevarla en exceso, así que una Reina joven y bonita, llena de encantos, no tiene ninguna necesidad de hacer todas estas locuras. Al contrario, un peinado sencillo es más apropiado para una Reina que debe establecer el tono, porque cualquiera se apresurará a seguir incluso sus errores más pequeños…».

Joyería

Marie Antoinette tenía una gran colección de joyería que ella misma mandaba a diseñar, que había heredado o solo porque diferentes monarquías a lo largo del mundo se las regalaban, para demostrar su aprecio por ella y la corte francesa. Esta colección incluían tiaras, collares, pendientes, pulseras y broches, todo hecho en costosos materiales y con las mejores piedras, como diamantes, zafiros, rubíes y perlas. Con la llegada de la Revolución Francesa, esta colección de joyería desapareció y se ha logrado recuperar muy pocas piezas, las cuales han sido subastadas por Sotheby’s con precios récord que alcanzan los 34 millones de euros.

Revolución Francesa

El rápido crecimiento de la población y las restricciones causadas por la incapacidad de financiar adecuadamente la deuda pública, dieron lugar a una depresión económica que incluía desempleo y el alza de los precios en todos los alimentos. Y aunque Louis XVI no fue indiferente a la crisis, la corte de Versalles​ se convirtió en el blanco de la ira popular, especialmente la Reina Marie Antoinette, quien fue vista como una espía austríaca derrochadora que solo se burlaba del pueblo hambriento.

Junto a la Revolución Francesa, llegó la ejecución de varios aliados y amigos cercanos al Rey y la Reina, incluyendo la ejecución bajo la guillotina del propio Rey Louis XVI y de la Reina Marie Antoinette.

Durante el resto de la Revolución Francesa, el Palacio de Versalles fue abandonado y despojado de todos sus bienes, incluyendo muebles, espejos, baños y utensilios de cocina, que se vendieron en una subasta de 1793. En virtud de una orden emitida por la dirección del distrito de Versalles en agosto de 1794, la verja Real fue destruida, el patio Real fue desalojado, se retiró el mármol del suelo y los emblemas Reales fueron recortados y cincelados.

El palacio hoy en día

El Palacio de Versalles continúa siendo uno de los monumentos históricos más impresionantes y visitados del mundo, ya que no solo se trata de un testimonio de opulencia y arte de la Francia del siglo XVII y XVIII, sino que también se ha adaptado a los nuevos tiempos, ofreciendo una experiencia única que combina historia, cultura y belleza. Se considera un emblema de la historia y la cultura francesa, un lugar donde la majestuosidad del pasado, se encuentra con la innovación del presente que nos invita a explorar sus secretos más ocultos.