Hoy te presentamos a una de las piedras semi-preciosas más importantes que han surgido: la turquesa. Vamos a mostrarte un poco su historia, características, ciencia y los usos que se le han dado desde su descubrimiento, para que sepas cómo utilizarla a su máximo potencial y convertirte en un verdadero experto de esta maravillosa piedra semi-preciosa.
Formación
La turquesa o calaíta, es un mineral de color azul verdoso, formado por fosfato de aluminio hidratado y cobre. Normalmente se encuentra en entornos áridos, zonas de oxidación y yacimientos ricos en cobre y fosfato.
Varios de los yacimientos naturales de turquesa, se dan en lugares como Estados Unidos, Irán, México, España, Egipto, China, Perú, Polonia, Rusia, Tíbet, Afganistán y Kenia.
Colores y formas
La turquesa es una de las piedras de color azul más valoradas en la industria de la joyería y por los coleccionistas de minerales. Este color natural tan bonito, se da por la cantidad de cobre que existe en su composición química, por lo que a mayor cantidad de cobre, mayor será el color azul.
Puede contener inclusiones de otros minerales como la limonita, la crisocola, la malaquita, la pirita y la calcedonia.
Por otro lado, existen las turquesas de color verde azulado con una mezcla de cobre y hierro, las turquesas de color verde amarillento con una mezcla de zinc y hierro, sin contenido de cobre, y la turquesa cristalina, siendo una variedad rara y pura de cristales muy pequeños, que no suelen superar los dos milímetros de longitud.
La turquesa en la historia
Esta bella piedra semi-preciosa tiene un importante valor histórico, ya que fue una de las piedras más utilizadas como ornamentación en civilizaciones muy antiguas, como el Antiguo Egipto, las culturas mesoamericanas precolombinas y la civilización del valle Indochina.
El nombre de turquesa viene de la palabra francesa pierre turquoise, haciendo referencia a su entrada comercial a Europa occidental a través de Turquía en el siglo XVI.
Valor y cuidado
En general, la pureza de color es el factor determinante del valor de una turquesa, convirtiendo al color azul cielo como el más preciado y valorado. Su valor puede bajar con el incremento de matices verdosos, el desvanecimiento del color y las manchas, siendo importante tomar ciertos cuidados cuando se utiliza como joya.
La turquesa no debe ser excesivamente blanda, porque es capaz de desvanecerse o decolorarse después de cierto tiempo.
Siendo un mineral a partir de fosfato, la turquesa es intrínsecamente frágil y sensible a los solventes, debes evitar el contacto directo con cosméticos grasos, bronceadores, protectores solares y el aerosol para el cabello. Incluso la exposición prolongada a la luz solar, puede decolorarla o deshidratarla.
Después de su uso, se recomienda que la turquesa sea limpiada con un paño suave. También debe guardarse lejos de otras piezas, para evitar ralladuras ocasionadas por piedras más duras.
Propiedades curativas
Desde la antigüedad, la turquesa se usaba para la elaboración de amuletos, ya que se le consideraba una piedra sanadora y protectora, que también favorecía el descanso y la vitalidad. A nivel físico, se dice que estimula la regeneración de los tejidos del organismo.
De las enfermedades que se cree que la turquesa puede ayudar a aliviar o tratar, se encuentran el asma, la depresión, la gota, los dolores estomacales, el reuma y las infecciones pulmonares.
Según los astrólogos, esta piedra tiene un gran poder sanador, relacionado con su capacidad de calmar y relajar. Se recomienda mucho a personas con ataques de pánico o ansiedad, porque les ayuda a disminuir el estrés, el nerviosismo y la tensión.
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Se piensa que la piedra turquesa es un talismán de purificación que absorbe y mitiga los efectos causados por la exposición continua al electromagnetismo de celulares, televisores, internet, ondas de radio y contaminantes atmosféricos.
Chakras y espiritualidad
Al estar estrechamente vinculada al chakra de la garganta, esta piedra tiene una poderosa energía que ayuda a protegernos de energías negativas y a estimular la confianza, la comunicación, la seguridad y las energías positivas. Se dice que con la ayuda de la piedra turquesa, se pueden mejorar las habilidades comunicativas, siendo capaces de hablar siempre con la verdad y de expresar las ideas con mucha facilidad y coherencia.
En la antigüedad, se pensaba que esta piedra cambiaba de color para alertar a su portador de la presencia de una energía negativa, ayudándole a hacer frente a los malos augurios. También se creía que protegía a la persona de accidentes, incendios y robos.
En varias partes del mundo, las turquesas son usadas en rituales de liberación espiritual, con el fin de que la persona pueda liberarse de compromisos pasados que lo atormentan. Además, se cree que ayuda al alma a deshacerse de bajas y malas vibraciones.
Redactor creativo especializado en moda, música y artes